IVAN PALAZZESE EL NIÑO QUE CORRIO CON HOMBRES

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El 20 de marzo de 1977 se disputa en San Carlos, capital del estado Cojedes, la primera edición del Gran Premio de Venezuela de motociclismo en las categorías 500cc, 350cc, 250cc y 125cc. Un deporte que en nuestro país contaba con una modesta tradición, pasó a ser tema obligado de conversación familiar gracias a la aparición del fenómeno Johnny Cecotto. Pero junto al excepcional centauro estaba presente el incansable aporte del dirigente Andrea Ippólito, quien había permitido que Venezuela se convirtiera en una de las naciones emergentes dentro del contexto motociclístico internacional.

La “Cecottitis” de 1975 había contagiado a muchos prospectos y entre las decenas de aspirantes, particularmente había un muchachito que deslumbró desde su primera presentación. Su nombre era Iván Palazzese.

 

El Gran Premio de Venezuela era la fecha de apertura de la temporada mundialista de 1977 y el joven prodigio nacido un 2 de enero de 1962 en la localidad italiana de Alba Adriática, pero criado desde los dos años de edad en Venezuela, se presentaba en la parrilla de salida con una impecable Morbidelli preparada por su padre Pietro Palazzese y asistido por su madre, doña María. No pocas peripecias debieron cumplir las autoridades locales para permitir la inscripción de Iván, pero Andrea Ippolito era el jefe y lo que él decía, simplemente se cumplía.

 

Fue el mismo Ippolito quien cargó con todos los gastos que significaron la ampliación y remodelación de la pista de San Carlos, la cual había recibido en 1976 una fecha puntuable a la Copa del Mundo de 750cc, carrera que pasará a la historia porque nunca entregó un vencedor oficial, equivocación monumental responsabilidad del equipo de cronometraje local, fallo que al final de la temporada le costó la corona al americano de Kawasaki Gary Nixon, una vez que la FIM no homologara los resultados que lo daban a él como vencedor, con lo cual el gran beneficiado resultó el español Víctor Palomo y su Yamaha.

 

Sería tal la influencia que Ippolito ejercía en el seno de la Federación Internacional de Motociclismo, para entonces presidida por el hispano Nicolás Rodil del Valle, que, a pesar de los errores, Venezuela fue incluida en el calendario oficial de 1977.

 

DEBUT MUNDIALISTA CON PODIO

 

En las clasificaciones del primer GP de Venezuela, el adolescente de quince años de edad Iván Palazzese conseguía el séptimo mejor tiempo y la segunda fila de largada. Apenas habían 16 participantes y la superioridad del español Angel Nieto era manifiesta, al señalar la pole position con tiempo de 1’47″3, teniendo a su lado al campeón del mundo, el italiano Pier Paolo Bianchi a 9 décimas, mientras tercero a 4 segundos se ubicaba el ex mecánico alemán Anton Mang. El mejor de los nativos era el prometedor trujillano Aldo Nannini, con 1’54″3, mientras Palazzese detiene los relojes en 1’55″5.

 

Si analizamos los tiempos de entonces, muchos podrían pensar en la enorme desigualdad entre los concursantes, pero baste advertir que un par de fechas después, en Imola, Italia, Bianchi le endosaba 4 largos segundos a su enconado adversario, Angel Nieto, quien partía en la segunda posición. Y entonces, como ahora, las carreras se definían en la última vuelta.

 

La de 125cc era segunda competencia marcada en el programa del GP de Venezuela, pautada a 27 giros sobre el trazado de 4135 metros. En la primera prueba del día, el ídolo local Johnny Cecotto comenzaba de manera inmejorable su camino hacia la reconquista del cetro en los 350cc, con una clara victoria que de poco le serviría luego de sufrir un grave accidente en la siguiente presentación en Austria que impediría una segura doble coronación en 350 y 500cc.

 

Como era de suponer, el zamorano Angel Nieto, por entonces ocho veces monarca del orbe (6 en 50cc y  2 en 125cc),  realizó un abusivo paseo ante sus rivales sobre una ágil Bultaco de fábrica, si bien sobre el final pasó un susto mayúsculo al confrontar problemas mecánicos, lo que le llevó a detenerse en los pits para ajustar la falla, perder la vanguardia, retornar a la pista y recuperar el liderazgo en la penúltima vuelta ante la Morbidelli del germano Anton Mang. Pero mientras esto sucedía en la punta, el debutante Iván Palazzese mantenía un ritmo muy constante y casi desde el inicio de la carrera asumió el tercer lugar, controlando los ataques del italiano Rino Pretelli y el belga Van Zeebroeck. Muy retrasados, pero clasificados en los puntos en el sexto y séptimo lugar, cruzaban la meta el argentino Willy Pérez y otro jovencito venezolano, Rafael Olavarría.

 

El inclemente sol cojedeño que llegó a tocar los 40 grados centígrados, había cobrado muchas víctimas y antes de cumplirse la mitad del recorrido se habían retirado los italianos Bianchi y Massimiani, los venezolanos Nannini, Bruno Orioli y González, al igual que los argentinos “Panki” Catania, Zanetti y Hugo Vignetti, así como el uruguayo Víctor Minguzzi.
Como era lógico suponer y tras 50 minutos de carrera, el arribo a la meta de Palazzese fue celebrado como un triunfo por toda la afición, que se rindió ante la velocidad e ímpetu del jovencito que hacía su primera presentación en una válida del motomundial. En el podio, compartiría con dos hombres como Nieto y Mang que escribirían páginas doradas en la historia de este deporte, llegando a coleccionar entre ambos la friolera de 18 coronas universales.

 

Como aconteciera con Johnny Cecotto en el GP de Francia en 1975 y como lo haría Carlos Lavado en el GP de Venezuela de 1978, Iván Palazzese se estrenaba en los mundiales de velocidad con un lugar en el podio. Curiosamente, ellos serían los únicos centauros criollos en alcanzar triunfos en Europa.

 

Con apenas 15 años, 2 meses y 18 días, Iván Palazzese entró de inmediato en los libros de récords como el piloto más joven en alcanzar un lugar en el cajón de premiación en una fecha del Campeonato del Mundo de Velocidad, marca que hasta la fecha, y a 25 años de aquella gesta, no ha sido superada, ello a pesar de la proliferación de talentos europeos emergidos en la pasada década, favorecidos por los distintos torneos que les permiten iniciarse en el motociclismo de velocidad hasta con 12 años de edad, entrenándose con chicos de su edad sin tener que confrontarse directamente con centauros veteranos y consagrados. Claro que la FIM ha dado una mano al regular en 15 años la edad mínima de participación en el Mundial, lo que podrá permitir que el registro del venezolano permanezca inalterado por muchos lustros más.

 

IVAN PALAZZESE EL GENIO CON ROSTRO DE NIÑO

 

Con un breve pasado en las pistas de karting, en 1975 y con apenas 13 años, Iván participaba en el torneo nacional de velocidad en la clase 125cc y esa misma temporada debutaba en el Latinoamericano efectuado en Lagunillas, estado Mérida, donde logró subir al podio en la división del octavo de litro. En el evento donde encontró la muerte Tonnino Milano, el pequeño Palazzese escoltaba a otra promesa nativa, Aldo Nannini, quien se consagró monarca continental. Si bien por entonces los reglamentos no eran tan estrictos como en el presente, Iván se convertía en el piloto más joven en sumar puntos y subir al podio en una carrera internacional, récord que también conservará de manera imperecedera.

 

En 1976 gana con 14 años su primera carrera del Latino de 125cc, celebrada en Turagua, Venezuela, mientras en el Magdalena Mixhuca de México (ahora Hermanos Rodíguez), una caída de Iván Palazzese mientras luchaba con el escuadrón cubano conformado por Manuel Arias, Benigno Jull y José Lazo, desató una batalla campal en el hotel que albergaba a las delegaciones, una vez que Gustavo “Vampiro” Laya saliera en defensa de su joven compatriota. Una vez más, el campeón continental fue Aldo Nannini, pero a partir de 1977 y hasta 1979, Palazzese resultó inalcanzable para sus adversarios en esta parte del mundo.

 

Luego del inesperado resultado de San Carlos en 1977, la familia Palazzese en pleno junto al mecánico Raúl “Pino” Blanco viajó a Austria y Alemania para continuar con el campeonato mundial, pero los organizadores locales no aceptaron su inscripción al no tener la edad mínima. Pietro Palazzese, un ex piloto de las famosas “Frecce Tricolori” de la Fueza Aérea Italiana, colocó todo su capital en el desarrollo de la carrera deportiva de su primogénito, mientras la madre, María, era la primera en impulsar los resultados de su hijo.

 

En 1978 y 1979 roza la victoria en las ediciones del GP de Venezuela, en 1980 y 1981 Iván Palazzese es el mejor privado del Mundial y en 1982 es tercero en 125cc tras triunfar en Suecia y Finlandia, en esta última bajo un torrencial aguacero en una pista como Imatra que haría llorar de terror a cualquiera de los pilotos del presente, sean éstos adultos o jóvenes. El pequeño motor home donde trabajaba la mecánica casera junto a su padre o algún ayudante ocasional, es sustituido por un puesto como piloto oficial del equipo Venemotos-Yamaha en las temporadas 1983 y 1984, convirtiéndose en pieza clave en la conquista del primer título de Carlos Lavado en los 250cc.

 

Iván deja las motos a fines de 1984 pero retorna a los mundiales tres años después, otra vez como corredor privado en una Yamaha de serie y nuevamente hace sufrir a los pilotos de fábrica, ganándose en 1989 el contrato oficial de la emergente casa italiana Aprilia. Por fin, todo lo necesario para ir en pos del título mundial, un sueño que culminó abruptamente en la aciaga jornada del 28 de mayo de 1989, cuando Iván Palazzese, de 27 años, encontraba la muerte en el Gran Premio de Alemania disputado en Hockenheim.

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